Aprendan a hacer el bien, busquen lo justo, den sus derechos al oprimido, hagan justicia al huérfano, aboguen por la viuda. (Isaías 1,17)
He aquí a Dios mi Salvador: estoy seguro y sin miedo, pues el Señor es mi fuerza y mi canción, él es mi salvación (Isaías 12,2)
Al encuentro del sediento lleven agua, habitantes del país de Temá; salgan con pan al encuentro del fugitivo. Pues de las espadas huyen, de la espada desnuda, del arco tendido, de la pesadumbre de la guerra. (Isaías 21,14-15)
Señor, Dios nuestro, nos han dominado otros señores fuera de ti, pero no recordaremos otro Nombre sino el tuyo. (Isaías 26,13)
Ya no se llamará noble al necio, ni al desvergonzado se le llamará magnífico. Porque el necio dice necedades y su corazón medita el mal, haciendo maldad y profiriendo contra el Señor desatinos, dejando vacío el estómago hambriento y privando de bebida al sediento. (Isaías 32, 5-6)
Y habitará mi pueblo en albergue de paz, en moradas seguras y en posadas tranquilas (Isaías 32, 18)
Consolad, consolad a mi pueblo - dice el Señor (Isaías 40,1)
La hierba se seca, la flor se marchita, mas la palabra de nuestro Dios permanece por siempre (Isaías 40, 8)
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: "Ya reina tu Dios!" (Isaías 52, 7)
Como la tierra hace germinar plantas y como un huerto hace germinar sus semillas, así el Señor hace germinar la justicia y la alabanza en presencia de todas las naciones." (Isaías 61, 11)
